Te necesito en los paréntesis,
En el hueco incansable de mi alma,
En el sudor de las angustias,
En el calambre que da mirarse y
perderse nuevamente.
En el caminar,
En el andar.
En el ir y venir de este vaivén,
De estos pies descalzos
Que me calzan el cuerpo y lo
descansan.
Me desgano en tus horas pensando
Que hago con mirarte,
Que hay de los inventos,
De los parlantes.
Del disparate de comer a deshora
y armar la cama cuando vamos a acostarnos.
Tengo nauseas de pensar que me
gusta entregarte gran parte de mi día.
Y que hay de las Doñas Lucias;
Ellas son sargentas,
Te emparchan el alma,
Te comen a besos
Y yo apenas te miro desde una
cerradura sin ojos
Que temo me atrapes
Espiando tus gustos y disgustos
En un cuento eterno de miedo y soledad
Que no se explicarte.
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