martes, 22 de octubre de 2019

De las emociones que son cojudas.


Cuando el abismo sea aparte y quede todo un camino infinito por recorrer, tengo miedo no te quiero perder. Ya me dijo mi mama `las personas son libres, déjalas volar` pero no sé, la incertidumbre me mata; que queres.

A veces la resaca, los mocos y la enfermedad, los ratos libres en mi soledad, los cuentos que leo; quisiera que nos emborrachemos de vez en vez, que me cuides, que nos perdamos un rato y nos olvidemos de nosotros, que me escuches y yo a vos también. Quisiera no perderte de verdad.

Para mi perder es el final, es lo peor. Es que se acabó. Y esa idea me rompe el corazón, me nubla los ojos, no me deja pensar. Creer que dejas de estar, que te acabas, que ya no hay más.

El final. Cuantas oportunidades más, cuantas veces te paso encontrarte con alguien y sentir que la cosa va bien, cuantas decime cuantas y contesta la verdad.

Hablemos de aire y de espacio, de tiempo y soledad, de la libertad y el compromiso. De acompañarnos en nuestra soledad, de encontrarnos en la distancia y nombrarnos en el silencio. De decirnos la verdad y no olvidarnos de mirarnos. De que si es la certeza, nunca se puede acabar. Yo de verdad creo que lo profundo permanece, toca el centro y no se muere más.

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