Cuento los días que faltan para encontrarme con mi gente. Cuento, cuento, cuento; nunca nada tan bien como el encuentro.
Me pongo ansiosa, un rato nerviosa, me acelero, me angustio, extraño y me rió. Y aunque en la mesa falten presencias, la magia pesa en el aire. Nunca nada tan sano como las fiestas.
Voy a gritar, a saltar, voy a abrazar, a sonreír. Vamos a prender el fuego, a tomar vino y birra fría y que nos inundemos de alegría. Con no sé cuántos motivos vamos a inflarnos el pecho, vamos a descomponernos de risa hasta hacernos pis y no llegar al baño.
Que si hay dolor, si hay olvido, si hay recuerdos nuestro amor nos cuida de la soledad y frena el tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario